Los recién nacidos son inmunes a muchas enfermedades gracias a los anticuerpos que les transmiten sus madres. Pero esta inmunidad sólo dura entre un mes y un año. Antes de que existieran las vacunas, muchos niños morían de enfermedades que ahora las vacunas previenen, como la tos ferina, el sarampión y la polio.

Si un niño no está vacunado y se expone a una enfermedad, su organismo puede no ser lo suficientemente fuerte para combatirla. Para que sean eficaces, las vacunas deben administrarse según un calendario establecido, comenzando durante los dos primeros años de vida del niño.

Como padre, usted trabaja para proteger a su hijo, y las vacunas son una herramienta valiosa en sus esfuerzos constantes por mantenerlo sano y seguro. Si no está seguro de que las vacunas de su hijo estén al día, llame al médico de su hijo para confirmarlo.

Para obtener más información sobre las vacunas infantiles, visite estos sitios web:

Academia Estadounidense de Pediatría
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU.